Concierto de Colectivo Da Silva.

Desde que se alzaron con el galardón del certamen “Emergentes” organizado por la sala Planta Baja, el septeto granadino conocido como “Colectivo Da Silva” se encuentra en continua expansión. Se trata de un conjunto salido de esa constante efervescencia musical de la ciudad, comprometidos hasta el punto de que su nombre hace referencia a la urbanización donde ensayan. Este grupo revelación describe su sonido como una mezcla de varias corrientes musicales cuyas etiquetas serían el rock psicodélico, kraut-rock, space y art rock. En fase de experimentación y buscando nuevos sonidos, se adentran en elementos electrónicos, pudiendo escuchar toques de jazz o bases de hip hop. Algunas de las influencias con las que se identifican provienen de Tame Impala, Radiohead, Mild High Club, Pink Floyd, King Krule, Rufus T Firefly y Sonic Youth. Siete colegas que adaptan a su estilo los diversos géneros que afana cada uno, para obtener este novedoso producto en el que se integran la estética vintage y vanguardista con proyecciones en el escenario, fotografías y videoclips. En cada melodía o letra reina esa despreocupación y buenrollismo que respira y vive el colectivo, un diálogo artístico que pretende comunicarse en todos los formatos posibles, viendo la música como un conjunto lleno de sinergias entre todos estos factores. Su último single, “Los Santos”, fue estrenado en enero por Mondo Sonoro, descrito por ellos mismos como una aventura tridipasional: un paseo infinito en 3D por ese universo caleidoscópico que sugiere la banda. Apoyándose en versos como “caen los santos / que nunca seguiré / y se queda / vacía la pared”, estos nuevos músicos se posicionan en el disparadero, aspirando a colorear ese hueco. Estos rebeldes del pop lanzarán este año su primer LP producido por el genial Carlos Díaz, grabado el pasado verano en el estudio Producciones Peligrosas. De momento podemos disfrutar en las redes de otros temas, como “…y era Verano”, “No más plata” y “No hay mar”. Unos herejes del indie militante que nos cuentan las atmósferas de la ciudad de la Alhambra, moviéndose entre los dulces espectros del Lo-fi, el sombrío atardecer del pop y el umbrío sonido de la psicodelia. El engranaje de esta maquinaria fluorescente tiene lugar en la esclavitud de cables MIDI, cajas de ritmos y cantidades ingentes de chorus. La originalidad y propuesta multiforme que nos traen son el sello de identidad de este numeroso equipo que no para de probar una música absolutamente inasible

Texto de Antonio Madueño Madueño