Honor a las Bellas Artes
Pintor español de género, contemporáneo de Joaquín Sorolla y Muñoz Degrain. Nacido en el popular barrio valenciano de Cañamelar, inició sus estudios de formación pictórica en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, siendo discípulo de Francisco Martínez Yago. Sus obras denotan una clara inclinación sobre los asuntos más cotidianos. Uno de sus cuadros más impactantes es ‘El Viático’, en el que plasmó a un mendigo moribundo, y que le sirvió para obtener un pensionado por la Diputación de Valencia para continuar formándose fuera de España.
Viajó por varios países africanos y europeos, participando en varias muestras importantes, como la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1860 en Roma, donde obtuvo mención honorífica. En 1864, recibió la segunda medalla de la misma con ‘Un alcalde de monterilla’. Dos años más tarde, fue medalla de plata en la Exposición Nacional de Madrid. Su llegada a Málaga fue en 1868, donde tomó posesión de la Cátedra de Colorido y Composición de la Escuela de Bellas Artes de San Telmo, tras unas duras oposiciones. Fue amigo inseparable del levantino Antonio Muñoz Degrain, al que también atrajo a la ciudad malagueña. Entre sus muchos discípulos, destacan Moreno Carbonero, Denis Belgrano, José Nogales, Blanco Coris o Enrique Simonet.
En 1876, ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de la capital madrileña, asistiendo al taller de Federico Madrazo. Dos años más tarde, fue nombrado director de la Escuela de Bellas Artes de San Telmo, en Málaga. Durante su trayectoria, también viajó a París para ampliar su formación en la Escuela Imperial, de la mano de Duret. Los cuadros de Ferrándiz están ampliamente repartidos por museos de España, Francia, Italia y en colecciones particulares de otros países. Aunque la mayor parte de su producción se encuentra en la Colección Goupil de Burdeos, hay trece obras suyas en el Museo de Málaga.
En octubre de 1873, perseguido por sus ideas republicanas, se ve obligado a salir de España y se instaló en Roma con Mariano Fortuny. Allí permaneció hasta 1875, que regresa a Málaga, desarrollando una prolífica carrera pictórica. Dentro de su producción, destacan obras como ‘El charlatán político’, ‘Salida de los picadores de la posada’ y ‘El juicio de las botas’. Su cuadro más popular es ‘El Tribunal de las Aguas’, del que hay dos versiones: una fue adquirida por Napoleón III y se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Burdeos y, la otra, está en su Valencia natal.
Durante los diecisiete años que residió en Málaga, pintó la ‘Alegoría de la Historia, Industria y Comercio de Málaga’, que puede contemplarse en el techo del Teatro Cervantes de la capital. Es considerado como uno de los impulsores e integrantes de la Escuela Malagueña de Pintura. Sus restos descansan en el en el Cementerio San Miguel de la capital de la Costa del Sol.