El nombre de Ken Vandermark (Warwick, Rhode Island, 1964) se inscribe de forma categórica en más de una decena de proyectos centrados en activar permanentemente el sentido del jazz contemporáneo. Casi todos liderados por él mismo y enmarcados en una corriente de revitalización y progreso de una música improvisada que tiene en Vandermark a una de sus voces más activas y cualificadas. Su eclosión en la reputada escena de Chicago, ciudad en la que se asentó a partir de 1989, descubrió la atractiva sonoridad de un saxofonista y clarinetista imaginativo, ligado a un post-modernismo que interpretaba la herencia del hard-bop y el free sobre una apuesta de riesgo que conectaba su cuadro de influencias – de Lucky Thompson a Sun Ra – y que estuvo a punto de irse al traste a causa de la falta de respaldo de la industria discográfica.

Afortunadamente, Vandermark sacó cuello y comenzó a visitar regularmente estudios y escenarios en un trayecto que ensanchó su repercusión entre los sectores más diligentes del jazz contemporáneo. Desde el debut a la cabeza de su cuarteto en 1993 con “Big Head Eddie”, el músico ha ido creciendo cuantitativa y cualitativamente a través de una profusa discografía ligada a formatos, propios o grupales, entre los cuales se encuentran DKV Trio, Spaceways Incorporated, The Flying Luttenbachers, NRG Ensemble o el Ken Vandermark Quartet. Aunque a la hora de subrayar una propuesta que simbolice lo más ajustadamente posible lo que el músico norteamericano significa hoy para el jazz contemporáneo, Vandermark 5 se lleva la palma.

Activado en 1996, el proyecto Vandermark 5 cuenta en su haber con algunas de las mejores entregas discográficas de la trayectoria de su líder. Álbumes como “Simpatico” (1999), “Airports for Light” (2002) o “Elements Of Style” (2004) encarnan las más cotizadas cualidades tanto de su sólida noción grupal como de un poderoso discurso personal, correspondido por los músicos implicados en su más reciente formación.