El que fuera vicepresidente del gobierno de Felipe González y actual presidente de la fundación Pablo Iglesias, Alfonso Guerra, imparte esta conferencia.

Según Guerra, Miguel Hernández supo brillar entre la pléyade de grandes artistas del momento y nos dejo un testimonio de compromiso que lo hace merecedor de nuestro estudio y cariño.

Remarcó la «excepcionalidad» de Hernández en un siglo repleto de extraordinarios poetas, ya que «su obra no es especulativa, no es una obra inventada con parte de realidad y parte de ficción, es su vida». Guerra puntualizó que a diferencia de la concepción generalizada de que la poesía de la experiencia nació a finales del siglo XX, en realidad lo hizo en los años 30 y 40 con los escritos de Hernández, pues «es el primer poeta de la experiencia». A su juicio, lo que lo diferenció del resto de poetas fue su compromiso con su oficio y con la realidad que conformó su vida.

Tras catalogarlo como el inventor de una poesía bélica, matizó que al principio nadie aceptó su obra, pero que afortunadamente «la historia ha ido colocándolo en su lugar y mostrando que ‘Cancionero y romancero de ausencias’ es uno de los libros más importantes del siglo XX». Con unos poemas que fueron el resultado de un hombre con un «sino difícil», incidió en que Hernández «nos ha dejado un testimonio de compromiso con su oficio de poeta en un momento en que había una guerra».

Por ello resaltó que «su trabajo lo hace merecedor de nuestro estudio, cariño y análisis» y que «todo cuanto se haga por exaltar su figura será poco».