Malagueño universal
Pintor y escultor español. Fue creador de las diversas corrientes que revolucionaron las artes plásticas del siglo XX, desde el cubismo hasta la escultura neofigurativa, del grabado o el aguafuerte a la cerámica artesanal o a la escenografía para ballets. Su obra se extiende a lo largo de más de setenta y cinco años de actividad. Nació en la malagueña plaza de la Merced y era hijo de José Ruiz Blasco, profesor de la Escuela Provincial de Artes y Oficios de San Telmo. En su infancia, Picasso era un niño perezoso y muy distraído, pero con facilidad para el dibujo. Los años siguientes, los pasaría en La Coruña y Barcelona, lugares a los que fue destinado su padre. Pablo empezó sus ensayos pictóricos y, en 1896, abre su primer taller de pintura en la Ciudad Condal.
Dos años más tarde, obtiene una mención honorífica por su obra ‘Ciencia y caridad’, todavía de corte realista. La distinción fue un revulsivo para opositar en la Academia de San Fernando y seguir trabajando en sus cuadros. En 1900, visita París para contemplar la Exposición Universal. A partir de entonces, decide firmas sus pinturas solo con el apellido materno. Un año después, iniciará lo que luego llamarán el “período azul”. En 1904, se instala definitivamente en la capital francesa. Allí, compartiría alojamiento con el pintor madrileño Juan Gris y conocería a Braque y Apollinaire. La influencia de Cézanne marcaría su estilo durante esta etapa; mientras tanto, elaboraría con Braque las líneas maestras del cubismo analítico, cuya gran obra experimental, ‘Las señoritas de Aviñón’, es terminada en 1907.
El asombro y el escándolo ante un estilo deforme que rompe con todos los cánones dio paso a ir ganando nuevos adeptos. Mientras tanto, Picasso expondría en Munich y Nueva York, ganándose al público. Poco a poco, va evolucionando en un cubismo sintético, que se acerca a lo abstracto. En paralelo, seguiría exponiendo en ciudades como Londres y Barcelona. En 1914, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Pablo abandona el cubismo y busca otros caminos artísticos. El fin de la guerra le trae un nuevo amor, la bailarina Olga Clochlova, con la que contrae matrimonio. Desde 1918 hasta 1925, trabajaría en diversos ballets con los que seguiría evolucionando pictóricamente. En 1930, ganaría el Premio Carnegie gracias a un viejo retrato de su madre, pintado doce años antes. Por entonces, trabajaría en la escultura y nacería su primera hija con Teresa Walter. Su esposa, Clochlova, iniciaría un mediático juicio para conseguir el divorcio, pero no se lo concedieron.
Durante la Guerra Civil, el pintor apoya al bando republicano y acepta simbólicamente la dirección del Museo del Prado. En 1937, pinta el ‘Guernica’ en París. Dos años después se realiza una gran exposición antológica en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Deprimido por el triunfo de los nacionales y la posterior ocupación de Francia por los nazis, pasa la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial trabajando en su refugio de Royan. En 1944, se afilia al Partido Comunista Francés. Después, se entusiasma por la litografía y por la pintora Françoise Guillot, con la que tendría dos hijos.
Picasso seguiría creando, amando, trabajando y viviendo intensamente hasta morir en 1973. Dejó tras de sí la mayor y más rica obra artística personal de nuestro siglo, y una fabulosa herencia que provocó agrias disputas hasta recaer en un ser de pacífico nombre: su hija Paloma.