El piano de Falla
Pianista y director de orquesta español. Comenzó a los cinco años de edad a tocar el piano que había en casa y pronto empezó su formación en la Academia Filarmónica Santa Cecilia, de Cádiz. Su director se preocupó en cuidar con mucho mimo su educación pianística y musical. Ya a los ocho años, ofreció sus primeros conciertos. Posteriormente se trasladó a Madrid, gracias a la pensión de la infanta Isabel de Borbón, para estudiar en el Real Conservatorio de Música con la sevillana Pilar Fernández de la Mora, que ocupaba la cátedra de Piano. Entre 1909, obtendría sus primeros premios: el del Círculo de Bellas Artes, los de Piano y Armonía en el Conservatorio y el Premio extraordinario Estela.
Concluida la etapa madrileña, viajó a París para perfeccionar sus conocimientos. Allí, recibió clases del pianista y compositor Luis Diémer y obtuvo el Premio extraordinario. En 1914, debió regresar a Madrid por el estallido de la Primera Guerra Mundial. Aprobó las oposiciones de profesor supernumerario de Piano en el Conservatorio de Madrid, donde desarrolló una destacada labor docente. Compaginó las clases con conciertos por países como Francia, Alemania, Filipinas, Cuba o Pakistán.
A petición del maestro y paisano Manuel de Falla, participó en el estreno de sus impresiones sinfónicas ‘Noches en los jardines de España’ en el Teatro Real de Madrid, junto a la Orquesta Sinfónica de Madrid y bajo la dirección de Enrique Fernández Arbós. En 1927, contrajo matrimonio con la coruñesa Pilar Malvís Paz, en presencia de la infanta doña Isabel, quien quiso ser madrina de la boda de su amigo y protegido. Cinco años más tarde, recibió la Legión de Honor de Francia en agradecimiento de su labor de difusión en sus conciertos de la mejor música pianística francesa. En 1935, Cubiles inició el estudio y la interpretación por Europa de la obra de Beethoven, cosechando un enorme éxito.
De regreso a España, en 1937, se encargó del Departamento de Música dentro de la Delegación de Prensa y Propaganda. Un año después, fue incluido en la Junta Nacional de Teatros y Conciertos, dirigida por el dramaturgo Eduardo Marquina. También dirigió la Orquesta Bética de Cámara, ofreciendo numerosos conciertos por toda España. En 1939, se encargó de la dirección de la Comisaría de la Música junto a Joaquín Turina y el padre Nemesio Otaño. Dicha institución se encargaba de estudiar y proponer todo lo referente a la educación y la cultura musical dentro del Estado.
En 1942, ingresó en la Real Academia de Bella Artes de San Fernando con su discurso ‘Del intérprete musical’. Consiguió la Cátedra de Virtuosismo de Piano, a cuyas clases asistían los estudiantes de piano de cualquier conservatorio español que hubieran acabado la carrera con Premio Extraordinario. En aquella etapa, recibió la Cruz de Alfonso X el Sabio. En la década de los cincuenta, se casó en segundas nupcias con Rosa Coll, arpista de profesión. En 1957, fue nombrado correspondiente de la Academia Nacional de Artes y Letras de La Habana. En reconocimiento a su importante labor, fue nombrado director delegado del Conservatorio de Madrid en 1962. Falleció en abril de 1971 en su domicilio de la capital.