El Movimiento Indaliano
Pintor y escultor español. Académico de la Real de Bellas Artes de San Fernando e hijo predilecto de la ciudad de Almería. Desde su infancia estuvo interesado por la pintura, influenciado por su abuelo, Juan del Moral y Almansa. Con doce años, ingresa en la Escuela de Artes y Oficios de Almería, donde pronto sería alumno destacado. Gracias a su posición social acomodada, viajaría asiduamente a Madrid, donde se dedicaría al dibujo en el Casón del Buen Retiro y el Museo del Prado. En 1934 es galardonado con la Medalla de Oro, premio de honor del Presidente de la República en la Exposición Provincial, por su obra ‘Los aguilanderos’. El mismo año, es becado por la Diputación Provincial almeriense para ampliar sus estudios fuera del país.
Tras su éxito en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid con el cuadro ‘Ha muerto un hombre’, estalla la Guerra Civil y debe trasladarse a Valencia, donde pintaría carteles propagandísticos de la República. En 1937, es premiado con la Medalla de Oro de la Exposición Universal de París; allí expondrá algunos cuadros con temática antifascista como ‘La huida de Málaga’. Al término de la guerra, regresa a Almería, donde sería nombrado asesor provincial de artes plásticas, participando en la reconstrucción del patrimonio artístico de la ciudad. De esta forma, se dedicaría a la imaginería religiosa, destacando el conocido Cristo de la Escucha y el Cristo del Amor, de la céntrica parroquia de San Sebastián.
En Madrid se introducirá en la encáustica, una técnica pictórica usada desde la Antigüedad que será constante durante el resto de su vida artística. Pero las inquietudes de Perceval fueron más allá de la pintura y la escultura; de este modo, surgiría el Movimiento Indaliano, un nuevo concepto que reivindicaba una regeneración estética basada en los valores tradicionales del sur de España frente a los movimientos vanguardistas del norte. Esto se tradujo en una pintura realista moderna capaz de plasmar de una forma singular el paisaje almeriense y sus gentes.
Sus obras más destacadas saldrían en la década de los cincuenta, cuando participó en sendas exposiciones por Europa y América: ‘La familia del pintor’, ‘Autorretrato’ y ‘La degollación de los inocentes’. En los años sesenta seguiría trabajando en Andalucía para la provincia de Almería y Granada y realizaría el monumento a San Francisco Javier para la ciudad japonesa de Tokio. En 1967, consiguió el Premio Picasso de la Real Academia de San Telmo de Málaga. La década de los setenta estaría marcada por la influencia de Salvador Dalí en sus obras. También aparecería su interés por la fotografía con la consolidación del cine y el turismo en Andalucía.
La última etapa de su vida estuvo caracterizada por una faceta más comercial, con temática de paisajes y escenas simbólicas: ‘Hasta que se aniquile’, ‘Maternidad’, ‘Amargura’ o ‘María del Mar’. El artista falleció en su ciudad natal en 1985, tras una larga enfermedad.