Un escritor centenario
Escritor español, destacó en su faceta de narrador y de ensayista. Fue, además, un notable traductor. Jurista, profesor de Literatura y sociólogo, fue elegido miembro de la Real Academia Española de la Lengua en 1983. Desde 2004, fue asimismo académico honorario de la Academia de Buenas Letras de Granada. Estudió Derecho y Filosofía y Letras en Madrid y entró en contacto con diferentes círculos literarios vanguardistas. A mediados de los años veinte, publicó sus dos primeras novelas: ‘Tragicomedia de un hombre sin espíritu’ e ‘Historia de un amanecer’. Por su parte, colaboró asiduamente en la Revista de Occidente y en La Gaceta Literaria. Su trayectoria literaria comenzó a destacar con los relatos de prosa vanguardista de ‘El boxeador y un ángel’ y ‘Cazador en el alba’.
En 1929 obtuvo una beca universitaria para viajar a Berlín. Allí presenció el fin de la República de Weimar y el nacimiento del nazismo, sucesos que redactó en forma de crónicas para algunas publicaciones españolas. Se doctoró en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid e impartió clases en la misma. Fue nombrado letrado de las Cortes desde la proclamación de la Segunda República. Durante la Guerra Civil, ejerció como funcionario del Ministerio de Estado. Su padre fue asesinado en Burgos, donde le sorprendió la contienda. Tras la caída de la República, partió al exilio en Buenos Aires. Allí colaboraría en distintas revistas argentinas y brasileñas como la revista Sur, el diario La Nación y la editorial Losada. También fundó, junto al pedagogo Lorenzo Luzuriaga, la revista Realidad.
Se trasladó a Puerto Rico en la década de los cincuenta, país donde impartió cursos en en la Facultad de Derecho de la Universidad. Desde el archipiélago, viajo a Estados Unidos; allí impartiría clases de Literatura Española en varias universidades, aunque siguió manteniendo el contacto cultural con Puerto Rico, donde residían artistas como Juan Ramón Jiménez o el músico Pau Casals. Durante el exilio, abordó temáticas históricas como en la colección de relatos ‘Los usurpadores’ o sobre las dictaduras, como ‘Muertes de perro’ o ‘El fondo del vaso’.
Ayala regresó cada verano a España a partir de los años sesenta, instalándose definitivamente en Madrid en 1976. Siguió publicando relatos como ‘El rapto’ o ‘El jardín de las delicias’. En 1983, fue elegido miembro de la Real Academia Española y, en 1988, recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas. Ese mismo año, publicó ‘El jardín de las malicias’, donde recogió seis cuentos escritores en diferentes épocas de su vida. También merece mención su obra ensayística, que abarcó temas políticos y sociales, así como el cine y la literatura. En 1990, fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía y, un año más tarde, galardonado con el premio Cervantes.
En 1998, recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Uno de los momentos más bellos de la última etapa de su vida fue el nombramiento de Socio de Honor de la asociación Granada Histórica, con el que se sintió reconocido por sus paisanos después de llevar a Granada por bandera en cada rincón por donde estuvo. En 2007, se convirtió en el primer depositario de la Caja de las Letras del Instituto Cervantes de Madrid. Falleció a la edad de ciento tres años en noviembre de 2009.