Presentado y entrevistado por el periodista Carlos Sánchez, el bailaor de Alcalá de Guadaira, Javier Barón, estuvo casi una hora completa relatando su extensa trayectoria artística. Lo hizo con mucha naturalidad y cercanía; en el fondo, la pretensión de estas actividades llamadas “presencias flamencas”. Carlos Sánchez comenzó pidiendo un pequeño aplauso en memoria del cantaor Fernando Terremoto hijo, recientemente fallecido. Luego, invitó a Javier a que contara un poco sus inicios, coincidentes en la edad escolar en la que ya daba sus primeros pasos por sevillanas. Una vocación que fue creciendo y llevó a su primer profesor, Pepe Ríos, quien lo inició en los primeros pasos flamencos.

En ese momento, Javier recordó a los que empiezan  que no tengan tanta prisa porque para llegar a algo en el baile se necesita muchísima entrega y tiempo en la preparación. Y hoy se percibe en los que empiezan mucha prisa para conseguirlo todo. Esto venía como referencia a que, tras su paso por otras academias de Sevilla, tuvo que marchar muy joven a Madrid, con el consiguiente sacrificio para su familia trabajadora y humilde.

Hablando de familia dejó un espacio importante para su tío que hizo todo lo posible para que Javier triunfara, incluso pegando carteles en Madrid a las dos de la mañana. Su participación  en algunos programas de TV, así como la consecución de algunos premios como Gente Joven le sirvió de aliciente para continuar.

Una suerte inmensa – confirmó el alcalareño – fue poder entrar en el Ballet Nacional de España en uno de los momentos más brillantes del mismo. Tanto por los directores como por los compañeros que se dieron cita en esa época, todo un elenco de oro y que hoy son todos primerísimas figuras, como Antonio Canales, Joaquín Cortés, Lola Greco, Javier Latorre etc. Su paso por el Ballet Nacional le garantizó un aprendizaje total y una gran base. Varios años pasó en ella hasta que decide reencontrarse con el flamenco de siempre y para que lo recuerden en Sevilla decide inscribirse en el Giradillo, que termina ganando.

Terminó su intervención relatando la constitución de su propia compañía, los riesgos y dificultades que entraña, amén de los espectáculos que ha ido configurando. Con especial cariño recordó el famoso “Dime”, que ofrece una visión poco común de Federico García Lorca. En el coloquio final, tuvo palabras para el Premio Nacional de la Danza 2008 y lo a gusto que se encuentra siempre en Jerez, y en su Festival, donde lo tratan con especial cariño