Proyecto Atalaya

Manuel López Farfán

Sevilla, 1872 – San Juan de Aznalfarache (Sevilla), 1944

Hacia una nueva Semana Santa

Compositor español, uno de los más importantes creadores de marchas procesionales de la primera mitad del siglo XX. Nacido en el popular barrio de San Bernardo, desde joven ingresa en varios regimientos militares, participando en las guerras de Melilla y Cuba. La primera obra catalogada de su amplia producción es un pasodoble con cornetas titulado ‘El dos de líneas’, al que seguirían otras composiciones como vals, mazurcas o habaneras. Su primera marcha procesional, firmada en Córdoba en 1896, fue dedicada a Leonor Navarro, madre de su maestro de música. En un principio fue titulada como ‘En mi amargura’, pero diez años más tarde cambió el título por el de ‘El Cristo de la Exaltación’.

En 1899 fue ampliando considerablemente su obra con polkas, chotis y pasodobles. Ese mismo año, compone ‘Esperanza’, inspirada en la imagen de la Esperanza Macarena, aunque no está oficialmente dedicada a la misma. Cuatro años más tarde, ingresa en el Regimiento de Granada nº 34, en Sevilla. Durante su estancia, compondrá varias marchas procesionales destacadas: ‘Spes Nostra’, esta sí firmada y dedicada a la Macarena, ‘Al Santísimo de la Exaltación’ y ‘Al Santísimo del Amor’. En 1913, ya en el Regimiento de la Reina nº 2 de Córdoba, procedió a adaptar la marcha fúnebre de Sigfrido, de la ópera ‘El Ocaso de los Dioses’ de Richard Wagner, para que fuera posible interpretarla en las salidas procesionales. Con dicha banda llegó a acompañar a varias cofradías de Sevilla.

Farfán regresa a Sevilla en 1919 al Regimiento de Soria nº 9. En 1921 verían la luz ‘La Victoria de María y ‘El Refugio de María’. Esta última marcha, dedicada a la Virgen del Refugio de su barrio de San Bernardo, posee un trío musical muy logrado, que incluso hizo llorar de emoción al propio autor mientras la componía.

El Domingo de Ramos de 1924 se produjo un antes y un después en el género de la música procesional. Se estrena en la calle Sierpes, tras el paso de palio de la Virgen del Socorro de la hermandad del Amor, la marcha ‘Pasan los Campanilleros’, dedicada al Cristo de las Siete Palabras. Esta marcha supuso una ruptura con todo el estilo escuchado hasta el momento, tanto por el ritmo como por incluir algo tan poco común como es una parte cantada. A pesar de lo llamativo de la innovación, el éxito fue rotundo, pues la marcha volvió a interpretarse en varias ocasiones más durante la estación de penitencia. Al año siguiente, se estrena una marcha que servirá de modelo para el futuro en lo que se compondría desde entonces: ‘La Estrella Sublime’. En ella, se incluirían cornetas en su introducción y tema principal, adquiriendo este instrumento un protagonismo del que apenas había antecedentes.

Durante los años siguientes, el genio de San Bernardo fue consolidando su estilo con piezas como ‘La Virgen en sus Lágrimas’, ‘Nuestra Señora de la Palma’ o ‘La Semana Mayor’. Su última marcha procesional fue dedicada al Cristo de su barrio, ‘El Cristo de la Salud’. Falleció en 1944 en la localidad vecina de San Juan de Aznalfarache. Marcó indiscutiblemente un antes y un después en la evolución de la marcha procesional, dotando a sus marchas de un ritmo novedoso, incorporando la saeta instrumental, aumentando el protagonismo de la percusión y añadiendo instrumentos poco comunes como el violín o la ocarina.

En detalle:
· Es uno de los autores de marchas procesionales más importantes de todos los tiempos.

· Aportó a la música cofrade ritmos innovadores, así como la presencia de instrumentos poco usuales en este género.

· Es conocido como "el genio de San Bernardo", barrio sevillano donde nació.

· Sus marchas 'Pasan los Campanilleros' y 'La Estrella Sublime' pueden escucharse en la mayoría de repertorios de las imágenes marianas de la geografía andaluza.

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