La voz lírica de Andalucía
Cantautor y poeta español que recuperó estilos tradicionales andaluces relativamente olvidados como el trovo popular y la copla, modernizándolos. Fue un referente democrático y andalucista durante la Transición y su música traspasó fronteras, llegando a ser nexo de unión entre la cultura andaluza y la latinoamericana. Su versatilidad como compositor, capaz de escribir tangos, boleros, rumbas, pasodobles, sambas, nanas, coplas o murgas carnavaleras, unida a la calidad y emotividad de sus textos, hacen del granadino un personaje destacado dentro del panorama musical español.
En su juventud, Carlos emigró a Suiza y Alemania buscando trabajo, situación que le marcaría profundamente y que se vería reflejada en su obra desde sus primeros temas, como ‘El Salustiano’, donde mostró la pobreza y la tristeza de tener que abandonar su tierra para cambiarla por los grises paisajes industriales del norte de Europa. El amor que tenía por su ciudad fue compartido con Sevilla y Cádiz. Era un amante de los carnavales y de los rincones gaditanos, algo que reflejó soberbiamente en sus populares ‘Habaneras de Cádiz’.
En 1969, junto con Juan de Loxa, Enrique Moratalla y Antonio Mata, crea el Manifiesto Canción del Sur y comienza a cantar acompañado por su guitarra y su característica voz trémula, que se convertiría en una de sus señas de identidad. Su principal referente sería la memoria familiar republicana, pues su abuelo había sido fusilado al comienzo de la Guerra Civil. Su primera etapa musical, que coincide con la Transición Española, es marcadamente política. Sus canciones se unen a la reivindicación general de una España democrática y una Andalucía libre. Así lo muestra su ‘Verde, blanca y verde’, considerado como el himno de la región por muchos andaluces en tiempos de la constitución de la autonomía.
En los años ochenta, transforma su música hacia un modo mucho más intimista tras varios desencantos personales. De esta década salieron discos como ‘De la luna y el sol’ o ‘A través del olvido’, donde amplió su repertorio con la inclusión de tangos, boleros y rumbas. Destaca el tema ‘El rey Al-Mutamid le dice adiós a Sevilla’, de influencia árabe y cuya letra está tomada de los propios versos de Al-Mutamid, el rey poeta de Sevilla. Posteriormente, con ‘Cuaderno de coplas’ y ‘Quédate con la copla’ reivindica el valor de la copla andaluza como canción popular, consiguiendo desempolvarla tras su apropiamiento por parte del franquismo. También de esta década es una de sus canciones emblema: ‘María la portuguesa’.
Durante sus últimos años de carrera, pondría música a los poemas del ‘Diván del Tamarit’, el último libro de Federico García Lorca, y seguiría grabando los clásicos renovados de la canción española en ‘La copla, memoria sentimental’. Murió en su ciudad natal, a causa de un aneurisma.